Academia Libertaria

Las empresas no pagan impuestos.

(Publico este artículo escrito hace tiempo como controversia del artículo de mi admirado Vicente Moreno Casas “Las Empresas también pagan IVA” con la seguridad de que finalmente la razón estará de su parte)

Enlace al artículo: https://vicentemorenocasas.substack.com/p/las-empresas-tambien-pagan-iva?r=1eqdou&utm_campaign=post&utm_medium=web&triedRedirect=true

Hace unos días, aunque es algo que no suelo hacer, respondí a un comentario que alguien escribió en una red social. Me pareció interesante observar cómo respondería el autor del comentario a los argumentos que yo quería exponerle, aunque no hubo ninguna sorpresa en ninguna de sus sucesivas respuestas.  

Aparecía un señor en un vídeo en lo que parecía ser un supermercado y se quejaba de que en dicho supermercado un bote de Nutella costaba seis euros. No suelo consumir ese producto, pero se entendía que era un precio desorbitado para lo que debía ser su precio habitual. Después de expresar diversas quejas un tanto farragosas sobre los elevados precios de los productos básicos, terminaba culpando a las multinacionales, y en concreto a la propietaria de ese supermercado, de las fuertes subidas de precio. 

Explicarle qué es la inflación, quién la provoca y cómo influye en los precios de todos los bienes y servicios, me pareció que sería complicado, sobre todo teniendo en cuenta que el señor parecía poco predispuesto a admitir ideas que no fueran la ya mencionada culpabilidad de las multinacionales de la distribución y subsidiariamente, la responsabilidad del gobierno por no tomar la decisión de pararles los pies. 

Me decidí entonces por exponer un argumento más sencillo, que era el que en ese momento me interesaba testear. Respondí a su comentario indicando que aproximadamente la mitad de esos seis euros se los quedaba el gobierno en forma de impuestos. 

El señor contestó a mi comentario que a qué impuestos me refería. A lo que yo contesté que me refería al IVA, a los seguros sociales, al impuesto de sociedades, al impuesto al plástico, a los impuestos locales, etc. El señor me contestó a su vez que lo del IVA vale, pero que qué tenían que ver los seguros sociales y el resto de las cosas que yo había dicho. Yo le argumenté que cualquier impuesto que tiene que pagar una empresa lo tiene que trasladar forzosamente al precio de sus productos, ya que si no lo hiciera así la empresa terminaría quebrando y tendría que cerrar. Finalmente, el señor respondió preguntando si es que yo pensaba que las empresas no tendrían que pagar impuestos. 

Esa especie de conflicto sobre el reparto de los impuestos entre las empresas y los trabajadores o entre las empresas y los particulares en general, como si fueran realidades alternativas, carece de todo sentido. Es una de las múltiples estratagemas que utilizan los gobiernos para hacer pensar a los ciudadanos que hacer pagar más impuestos a las empresas significa una especie de reasignación más de la carga fiscal sobre aquellos (las empresas y los empresarios) a quienes previamente se ha demonizado para de paso hacerse pasar a sí mismos como justicieros de la bendita justicia social.

Todo es simplemente mentira. Las empresas no pagan impuestos. Las empresas son meros recaudadores de impuestos, sometidas obligatoriamente a cumplir esa función por los estados. 

Las empresas cobran el IVA de los productos y lo ingresan al estado. 

Las empresas retienen el IRPF a sus trabajadores y lo ingresan al estado. 

Las empresas ingresan al estado las cotizaciones a la seguridad social, pero en realidad son un menor salario que pagan a sus empleados, es decir otra retención. 

Pero, además, como hemos dicho antes, las empresas transfieren al precio de sus productos todos y cada uno de los impuestos que pagan al estado por cualquier concepto. Es así, y no podría ser de otra manera, porque si las empresas no transfirieran al precio final de sus productos esos costes, terminarían quebrando y dejando de existir. No se trata pues de una decisión del empresario, sino de una obligación del empresario. 

Esto ocurre en toda la cadena de producción, de manera que una empresa proveedora de otra, transfiere todos los impuestos al precio del producto del que le provee. Si la empresa compradora es a su vez proveedora de otra transferirá igualmente el coste de todos los impuestos a la siguiente. Así hasta que finalmente llegamos a la empresa que vende el producto directamente al consumidor final. Llegados a este punto, el consumidor final no puede transferir el coste de sus impuestos a nadie, y por eso es el consumidor final quien paga el coste de todos los impuestos que han afectado desde el principio hasta el final a la cadena de producción. El consumidor final es el único que paga impuestos y es el que paga todos los impuestos. Todos, de cualquier clase, pagados a cualquier administración y afectos a cualquier fase de la cadena de producción de cualquier producto o servicio. 

Las empresas no pagan impuestos, sólo los pagan los consumidores finales. Decirles a éstos que las subidas de impuestos las van a pagar las empresas es simplemente tomarles el pelo.

Es por este motivo que cuando el dueño de una empresa se compra un coche, hacienda no quiere que se lo compre como coche de empresa, sino que lo haga como consumidor final. Porque como consumidor final pagará impuestos, pero como empresa no los pagará. Esto es una divertida discusión que han tenido todos los empresarios con la agencia tributaria o con sus asesores al menos una vez en su vida. 

En definitiva, ese bote de Nutella cuesta seis euros y no tres porque tenemos que mantener a tres millones de vagos. Si no tuviéramos que mantener a tantos políticos y funcionarios, todos los productos que compramos costarían aproximadamente la mitad, si no menos, de lo que cuestan hoy.